Es necesario
conocer los momentos históricos que derivan de la situación económica y el
pensamiento que promovían los líderes de los pueblos conquistadores, porque
ello lleva a cada mandado a conquistar bajo una perspectiva y óptica distinta a
las de los pueblos conquistados y sus pensamientos, modos culturales, son los
que fueron y van construyendo un inconsciente colectivo que bajo la práctica y
costumbre forman cultura. Es necesario trazar esa línea en el tiempo para saber
si somos como pueblos conquistado, siempre una reacción a los embates o tenemos
la posibilidad de razonar y construir los sistemas de convivencia más justos,
libres y soberanos que los de ese tiempo y los actuales.La economía en
todos sus tiempos, encuentra un eje de contención estructural para su
desarrollo familiar, de socialización y bélica en la mujer. Durante el proceso
de la revolución de mayo es letal la ausencia, el olvido y la falta de
reivindicación contundente en el análisis de las mujeres de la historia de la
Patria y que pueda verse plasmada en literatura y expresiones sostenidas por
muestras de los innumerables hechos y acciones que pueden percibirse existir en
el devenir de la construcción de la revolución. La costura hogareña y a gran
escala, la comida par los emprendimientos bélicos, su participación en las
fundiciones para la elaboración de armas y cuanto emprendimiento fue demandando
este momento de la historia, le deben el costo de su mano de obra que, parece
en la realidad, como un esfuerzo y sacrificio que debían realizar como mano de
obra bajo una disimulada esclavitud.María Remedios
del Valle. Es reconocido el papel de las mujeres al cuidado de heridos en los
frentes de batalla, como es el caso de las célebres «niñas de Ayohuma» y más
precisamente el de una liberta y por lo tanto negra. Lamadrid no duda en llamar
a esta argentina de origen africano como «la Madre de la Patria». Lo que se
menciona menos es que, en muchos casos, estas mujeres acompañaban a los
ejércitos y que su participación a veces excedía el de «auxiliares»,
vivanderas, enfermeras, esposas y concubinas de soldados y oficiales.
Justamente, el caso de Ayohuma, terrible derrota para las fuerzas patriotas
conducidas por Belgrano en 1813, muestra la presencia entre esas mujeres de una
morena porteña que estaba «enlistada» en el Ejército del Norte desde tres años
antes. Se llamaba María Remedios del Valle y desde el 6 de julio de 1810,
cuando partió la primera expedición destinada al Alto Perú al mando de Ortiz de
Ocampo, acompañó a su marido, a un hijo de la sangre y a otro adoptivo, del
corazón, los tres muertos en esas acciones. La «parda» María, como se la
menciona en algunos partes militares, combatió en Huaqui (20 de junio de 1811),
vivió las peripecias de esa trágica retirada del Alto Perú y luego el éxodo
jujeño. Volvió a combatir en las gloriosas victorias de Tucumán y Salta y en
las trágicas derrotas de Vilcapugio y Ayohuma, siempre junto a su general
Belgrano que la había nombrado capitana, siempre con un grito de aliento,
curando heridos, sacando fuerzas de donde ya no había. Allí se fue desgarrando
con la pérdida de su marido y sus hijos. En esta última batalla fue tomada
prisionera por los realistas Pezuela, Ramírez y Tacón, que la condenaron a ser
azotada públicamente a lo largo de nueve días. Pero María pudo fugarse de sus
verdugos y reintegrarse a la lucha contra el enemigo operando como correo en el
peligroso territorio ocupado por los invasores. Seminario I pág. , contenido de
la diplomatura en historia argentina del siglo XIX). Seminario pág. 4,
contenido de la diplomatura en historia argentina del siglo XIX). Sobre los
vejámenes a los que la sociedad patriarcal sometió a las mujeres de la
revolución, es muestra básica en este texto que precede, para imaginar lo que
debieron padecer. Por el solo hecho de ser mujeresLa revolución
de Mayo o grito de libertad en el virreinato del Río de la Plata, estuvo
atravesado y condicionado por los movimientos y situación económica que
imperaba en los países conquistadores.Es así que, en
España, país conquistador, al comenzar el siglo XVIII, una nueva dinastía se
hizo cargo del trono español: la de los Borbones. Con el objeto de reorganizar
el orden y el poder imperial, la nueva casa reinante inició una política de
reformas administrativas y económicas. Las “reformas borbónicas” se extendieron
a las colonias y modificaron la relación entre estas y España.(Seminario I pág.
4, contenido de la diplomatura en historia argentina del siglo XIX).
En el
Virreinato podemos hablar de momentos bisagras para los estallidos, en primer
lugar la imposibilidad de comercializar con otros países los productos y
generar ganancias superiores a las que condicionaba el reinado español,
segundo, el avance del pensamiento revolucionario de Manuel Belgrano,
Moreno, Castelli y otros, este interpelaba a los tutores del régimen virreinal
y despertaba debates sobre el nacimiento de un estado nuevo comandado por los
patriotas, tercero, el avance francés sobre España y la caída de Carlos IV y su
hijo Fernando VII, cuarto, el nuevo orden virreinal en América, pasando desde
México, Perú y Potosí, sumado a la situación de Uruguay respecto a Portugal. En
esta etapa de cuatro tiempos podemos ver como expresa Sergio Wiñasky en el
programa Economía sin corbata en la Televisión Pública,(
https://www.youtube.com/watch?v=Cb9zOKsMBvo)- La historia económica de la
Revolución de Mayo – 18-05-15 (3 de 4) que “el
cambio de eje de la comercialización muto del alto Perú a la mirada oceánica en
el Atlántico que beneficia al litoral y al Rio de la Plata ”, esto
hace atractivo a esta parte del continente.
Una vez que
las noticias de la caída de Fernando séptimo se materializan, vienen
acompañadas de la pérdida de control de España sobre sus colonias y se desata
un libre comercio que genera una oligarquía gobernante con nuevos ribetes que
marcaran a futuro el devenir de la Patria. Una vez que se produjo el cabildo
que consagra la primera junta, el desarrollo de los negocios estaba consignado
por la venta de mulas, textiles de algodón o lana, vino y aguardiente y Martin
Wasserman, doctor en Historia por la Universidad de Buenos Aires e investigador
del Conicet, explica que con el desarrollo de la conflictividad bélica, Potosí
dejaba progresivamente de funcionar como aquel polo de demanda que motorizaba
la producción de las economías regionales, que comenzaron a orientar su oferta
hacia otros mercados, primordialmente Buenos Aires, que ya desde la segunda
mitad del siglo XVIII constituía un importante centro de consumo.
Toda
revolución trae aparejada en si misma la idea que la impulsa o la idea que
desamortiza la acción revolucionaria, y en este caso la moneda y los impuestos
juegan un rol fundamental, porque la direccionalidad tributaria determina la
acumulación de riquezas a futuro la modalidad de distribución marca el
desarrollo o la concentración de la matriz productiva, industrial y social de
un pueblo, sobre los tributos, la moneda o monedas del virreinato, los
desequilibrios regionales respecto crecimiento, escribe un artículo para la
Nación diario, Belén Ferrari, expresamente sobre la fragmentación
jurisdiccional y la desintegración del espacio económico colonial y la
reorientación de sus economías regionales hacia el Atlántico, se sumaría una
fragmentación jurisdiccional del territorio virreinal, desarmándose un sistema
fiscal que previamente se encontraba integrado bajo la Hacienda real. «Eso
fomentaría desigualdades fiscales entre las distintas regiones del extinto
virreinato: mientras que las del interior dependían crecientemente de
gravámenes sobre un oscilante comercio terrestre interno, Buenos Aires lograba
controlar la Aduana, otorgándole al gobierno bonaerense una capacidad de
recaudación fiscal extraordinaria, con la que lograba compensar parcialmente la
falta de moneda potosina que ya no llegaba por la vía fiscal del Situado
(remesas periódicamente enviadas a la tesorería de Buenos Aires desde la
tesorería de Potosí)», sostiene Wasserman.
Pluralidad de monedas
La
fragmentación fiscal desatada con la Revolución dio lugar al estallido de la
unidad monetaria que existía desde el siglo XVI en la región. Los intentos
revolucionarios por controlar la Casa de Moneda potosina para garantizar una
acuñación patria fueron repelidos por las fuerzas realistas.De esta
manera, la conjugación entre la crisis generada por la guerra revolucionaria,
la desintegración fiscal y la falta de moneda potosina, impusieron la necesidad
de suplir esa escasez de dinero de diversas maneras: mientras que las
provincias del interior apostaban a acuñaciones propias que no prosperaron,
Buenos Aires contaba con sus ingresos aduaneros para respaldar emisiones
fiduciarias.Los
«empréstitos forzosos» de 1813 y 1814 permitieron a la tesorería de
Buenos Aires hacerse de algunos fondos. De esta manera, el déficit fiscal que
padecía Buenos Aires por los crecientes gastos bélicos y por la falta de la
plata potosina (que había dejado de llegar cuando dejó de funcionar el sistema
del Situado), era cubierto con sus ingresos aduaneros y con endeudamiento.Los vales de
Aduana comenzaban a circular como títulos cancelatorios de obligaciones
fiscales, y los «pagarés sellados» que se entregaban a los grandes
comerciantes como títulos de deuda pronto generaron un mercado secundario en el
que los papeles se depreciaban de manera inevitable ante la pérdida de
confianza en un contexto de convulsiones e inestabilidad institucional.«El
intento por consolidar esa temprana deuda interna, con una Caja Nacional de
Fondos de Sudamérica, en 1818, fue efímero. En 1820 los depositantes retirarían
sus fondos imponiendo su liquidación», indica Wasserman.La creación en
1822 del Banco de Buenos Aires daría inicio a la emisión de billetes. Una
heterogeneidad de papeles y vales que viciaban al mercado interno,
consolidaciones y nuevas emisiones que generaban devaluación, empujaron a la
búsqueda de crédito en el exterior mediante el empréstito Baring Brothers,
negociado en Londres en 1824.«La
Revolución había abierto el camino a la independencia política, pero el desafío
de una autonomía financiera signaría la economía del futuro país en el largo
plazo», resume.esta última
frase es medular para la presentación general de este marco teórico, podemos
ver que la cuestión de una política meramente declarativa, conlleva a una
encrucijada de sus postulados si no entra en juego la independencia económica
de cualquier movimiento revolucionario o idea de revolución
Desequilibrio regional
El año 1810
marcó también el inicio del desequilibrio entre la economía de Buenos Aires y
las del interior. Esto se debió a que Buenos Aires tenía una mejor capacidad
para ofrecer materias primas, como el cuero –proveniente de la extensiva
producción de ganado vacuno- a economías europeas en plena industrialización.
Y, además, la ciudad se ubicaba en un punto estratégico de cara al mercado
atlántico.Mientras tanto
las demás provincias se empobrecían por la pérdida de su principal mercado en
Potosí. Y la zona del noroeste, al ser uno de los escenarios centrales en el
conflicto bélico revolucionario, tenía sus tierras diezmadas, lo que
dificultaba la producción agraria.Llegando a
1816 y luego de atravesar distintos reordenamientos, producto de los conflictos
internos, conformación de Juntas, triunviratos, y batallas
contrarrevolucionarias, Tucumán un 9 de julio pone primera y proclama la
independencia total del país de toda dominación extranjera, este texto final
que aparece, surge no sin antes ver, San Martin, que puertas a dentro como será
hasta la fecha, el espíritu de colonia de algunos congresales quería imperar.Los gritos de
libertad en la Patria y las posibilidades de desarrollo comercial y nuevos
formatos de ciudadanía, colapsarán una vez más, ante el retorno al poder de
Fernando séptimo, quien busca reordenar y recuperar el poder perdido sobre las
colonias americanasEn 1813,
Napoleón aceptó permitir que Fernando VII regresara a España y, al año
siguiente, en
1814, Fernando VII retomó el poder. Durante su ausencia se dieron cambios
dramáticos y surgieron nuevas formas de gobierno. Las Juntas se habían formado
en España y junto con los representantes de América Latina formaron
un parlamento y redactaron una Constitución, creando un nuevo marco legal
para la gobernabilidad. Las
Juntas se formaron también en Latinoamérica y crearon nuevas
estructuras en los territorios españoles.Al principio,
el rey accedió a gobernar según la Constitución, pero pronto se retractó y
comenzó a anularla y a tratar de restaurar el absolutismo de su gobierno
previo. Afirmó que las Cortes que habían establecido la Constitución habían
sido ilegales e inicialmente sugirió que se aseguraría de que se redactara una
Constitución legal. Sin embargo, finalmente se rehusó a ser un monarca
constitucional y deshizo el trabajo de la Constitución de Cádiz. Los líderes
liberales fueron encarcelados y las Cortes se disolvieron.Se envían
tropas para restablecer el dominio realista en las AméricasEn 1815, el
rey mandó fuerzas para reestablecer el dominio español en América. Las tropas
fueron enviadas bajo el mando de Pablo Morillo. El ejército de Morillo sitió la
ciudad de Cartagena a fines de 1815 y aniquiló rápidamente a la oposición en
toda Nueva Granada.El
restablecimiento del gobierno realista fue exitoso en la mayoría de lugares.
Sin embargo, la región del Río de la Plata demostró ser un fuerte bastión
revolucionario.Daniel
Gutiérrez Ardila considera que este período en la lucha por la independencia
empezó el 6 de diciembre de 1815, con la exitosa toma de Cartagena, y terminó
el 7 de agosto de 1819 con la victoria revolucionaria en Boyacá..Gutiérrez
Ardila, Daniel. La
restauración en la nueva granada (1815-1819) Bogotá: Universidad
Externado de Colombia and the Museo Nacional de Colombia, 2017.En Europa, los
tiempo de revolución y contrarrevolución se sucedían sin respiro, tanto así que
entre 1814 y 1815 regresa al poder Fernando VII y profundiza la búsqueda de
restauración de su poder colonial en América, bajo un régimen de seis años
ejercidos de manera absolutista, la recaudación, los controles de
comercialización y los intentos de derrocamiento a los gobiernos Patrios
producen un freno en el comercio que empezaba a ordenarse por las posibilidades
de comercialización sin impuestos brutales y los costos desmedidos, producto de
las imposibilidades de comercialización por las vías marítimas.
La economía
era pequeña: en su mayor parte de subsistencia, aunque había algunos polos
emergentes, además de la ciudad de Buenos Aires. Uno era Salta, centro
comercial en la ruta al Alto Perú, que quedó anulado por la guerra.
No era fácil
la situación de las Provincias Unidas en 1816. Todos los dominios de la Corona
española, que a partir de 1810 iniciaron procesos independentistas, habían sido
reconquistados por los ejércitos de Fernando VII, retornado a España luego de
la debacle de Napoleón. Sólo quedaba en pie el Río de la Plata, pero con
problemas serios. En el Litoral
avanzaba la influencia de Artigas, ajeno al esfuerzo por consolidar la
independencia, sólo interesado en disputar con los portugueses por la Banda
Oriental y la Mesopotamia, y sustituir el puerto de Buenos Aires por el de
Montevideo. El Paraguay se
había aislado y tampoco participaba de las fatigas y costos de la guerra por la
independencia, y el Alto Perú estaba en manos de la Corona, privando a la
tesorería del gobierno de las Provincias Unidas, de la plata de Potosí. Por
otro lado, había levantamientos periódicos en La Rioja, Santiago del Estero y
Córdoba, provincia vital para mantener las comunicaciones con Cuyo y
Tucumán. En el Alto
Perú se preparaba una ofensiva por parte del nuevo comandante del ejército,
mariscal de la Serna, arribado con refuerzos y tropas de elite de las guerras
napoleónicas. El plan era
invadir por el norte y que el ejército realista de Chile cruzara a Mendoza.
Esos dos ejércitos debían batir a San Martín y luego marchar a Buenos Aires. El
gobierno nacional debía financiar la formación del ejército de los Andes, el
ejército auxiliar del Perú, acuartelado en Tucumán, y el ejército que, en el
Litoral, enfrentaba a los artiguistas. Un problema adicional para la
independencia era el tratado comercial celebrado entre España y el Reino Unidos
de Gran Bretaña e Irlanda, por el cual el gobierno español reconocía a los
británicos el libre acceso a los puertos de sus dominios americanos y la
cláusula de «nación más favorecida». Con esta
decisión, a los intereses ingleses les resultaba indiferente la independencia
de Hispanoamérica. El Reino Unido había iniciado, a fines del siglo XVIII, la
primera revolución industrial con la máquina de vapor y el carbón como
combustible. Se iniciaba el proceso de crecimiento y desarrollo más
impresionante en la historia humana. Hasta ese momento la riqueza dependía de
los recursos naturales, por eso los estados buscaban su expansión por la fuerza
para obtener tierras y minas de metales preciosos. Con la revolución industrial
el hombre dejó de depender de su propia fuerza para crear y multiplicar las
riquezas. En el mundo
anterior a la revolución industrial, en los países más importantes de la época
como el Reino Unido, Francia y Holanda, el 90 por ciento de la población era
pobre y la falta de alimentos era una amenaza constante. El vapor desarrolló
las máquinas de producción y modernizó el transporte. En 1816 los vapores
comenzaban a surcar ríos y algunos cruzaban el Atlántico Norte hacia los
Estados Unidos. En pocos años aparecería el ferrocarril, revolucionando el
transporte terrestre. Una de las
consecuencias de la revolución industrial fue la abolición de la esclavitud a
fines del siglo XVIII en Gran Bretaña y, poco tiempo después, en sus
posesiones. El continente europeo, devastado por las guerras napoleónicas, no
había entrado aún en esa revolución, pero sí comenzaba a notarse la irrupción
de los Estados Unidos en la navegación y el comercio internacional. En las
Provincias Unidas, se estaba al tanto de este proceso. Sobre todo en Buenos
Aires, por medio de hombres ilustrados que viajaban a Europa, como Belgrano, y
del arribo de un creciente número de viajeros. También por el trasiego de las
mercancías, entre las que se mezclaban libros, periódicos, y con ellos las
nuevas ideas. La economía
era pequeña y en su mayor parte de subsistencia, aunque había algunos polos
emergentes, además de la ciudad de Buenos Aires. Uno era Salta, centro
comercial en la ruta de Buenos Aires el Alto Perú, que quedó anulado por la
guerra. El contrabando, a veces tolerado por los dos bandos, no era suficiente
para paliar la situación. Mendoza era el otro polo comercial, pues parte del
comercio con Europa de la Capitanía de Chile se hacía por la ruta desde Mendoza
hacía el puerto de Buenos Aires. A ello se agregaba el comercio de Chile con el
Alto Perú, también por Mendoza. La caída de
«la patria vieja» chilena en la derrota de Rancagua en 1814 suprimió
ese comercio. En la década anterior la derrota española en Trafalgar, impidió
la llegada de los vinos españoles a Buenos Aires, beneficiando así a la
producción mendocina, pero luego, en los barcos ingleses, comenzó a venir el
vino carlón de las islas Canarias. En Buenos Aires se desarrollaba una
expansión ganadera y a la exportación tradicional de cueros se agregaba el
tasajo de los saladeros. La mayor parte
de las exportaciones provenían de la antigua gobernación del Rio de la Plata o
intendencia de Buenos Aires. La principal fuente de ingresos fiscales era la
Aduana de Buenos Aires y el gasto más importante era el mantenimiento de tres
ejércitos. Como la recaudación fiscal era insuficiente, se recurría a los
empréstitos forzosos. Uno de ellos logró doscientos mil pesos de los
comerciantes de Buenos Aires para el Ejército de los Andes. En 1816 se toma la
decisión de fortalecer el Ejército y cruzar los Andes para liberar Chile, como
parte del plan continental de San Martín de abatir el poder español con la toma
de Lima y el control del Perú. Por eso hubo
que destinar más recursos a este ejército en detrimento del Auxiliar del Perú,
sito en Tucumán que, al igual que las milicias gauchas de Güemes, tuvieron que
utilizar más recursos locales para sostenerse. También Cuyo tuvo que
complementar los recursos provenientes de Buenos Aires con su esfuerzo. A las
contribuciones fiscales, muchas forzosas, se agregaron la liberación de
esclavos para incorporar a la infantería y la transformación de Mendoza en un
gran taller para vestir, alimentar y equipar al ejército. Muchas casas
de convirtieron en talleres textiles y se organizó un arsenal de guerra donde
se forjaron armas blancas y de fuego, utilizando toda la chatarra disponible,
además de adquirir caballos y mulares para la caballería y el transporte de
bagajes por la cordillera y el ganado para alimento de las tropas. Algunos
mendocinos lograron varios años después recibir, como compensación por sus
aportes, tierras en la frontera con los indios. La
contribución de Mendoza fue reconocida por O Higgins. Cuando el gobierno de la
provincia de Buenos Aires reclamó una deuda de dos millones de pesos fuertes
por aportes a la independencia chilena, el director supremo del país
transandino, en su respuesta, marcó los fuertes apoyos de Mendoza a la
financiación de la campaña libertadora. En ese
panorama lleno de dificultades interiores, externas y económicas se declaró la
independencia chilena, que con ahínco reclamaba el general San Martín,
conocedor del mundo y el sistema internacional, quien instigaba a Godoy Cruz
con palabras que nos demandan: «Para los hombres de coraje se han hecho
las empresas».Siempre los
marcos legales son importantes de considerar en la influencia del pensamiento y
la construcción de la actividad económica, tanto es así que, más tarde o
temprano en el sistema que aplica para la convivencia de los pueblos del
virreinato, la justicia comienza a tomar una relevancia trascendente. Podemos
ver en el surgimiento de la constitución unitaria de 1817 el predominio de
Buenos Aires. Mientras San Martín continuaba con sus planes continentales, la
situación en el Río de la Plata se agravaba. En enero de 1817 los portugueses
ocuparon Montevideo por lo que las fuerzas patriotas debieron replegarse hacia
las provincias argentinas. Por otra parte, en el país, la situación se
agravaba. Las provincias de Entre Ríos y Santa Fe se habían unido a Artigas y
desafiaban a Buenos Aires. El caudillo entrerriano Francisco Ramírez había
obtenido su primer triunfo militar el 25 de diciembre del año anterior en
Arroyo Ceballos contra las tropas porteñas al mando del coronel Montes de Oca.
Su creciente prestigio político y su éxito militar lo llevaron a ocupar en
marzo de 1818 el cargo de gobernador intendente de Entre Ríos y le fue otorgado
el título de “El Supremo Entrerriano”. https://www.elhistoriador.com.ar/pacto-celebrado-en-la-capilla-del-pilar-entre-los-gobernadores-de-buenos-aires-santa-fe-y-entre-rios/
(seminario 5 p2 de la diplomatura en historia argentina del siglo XIX).RESUMENLos pueblos colonizados de América y por lógica de análisis en cualquier
trazabilidad histórica, incluyendo la actualidad de nuestro país, tienen un
común denominador condicionante, que es la economía para determinar el accionar
de lo que se conoce como comunidad y los organismos temporales que los rigen y
hasta el pensamiento colectivo. En el Rio de la Plata, colonia española a manos
primero de Fernando VII y luego a manos de cuanto bandido entendió el juego de
la oferta y la demanda de bienes, incluido los seres humanos, salvo honrosas
excepciones, aparece una característica muy particular, signada por la
resistencia, la construcción de un ideario de nación a partir de la
independencia, una matriz de orden liberal en la formación del estado, hecho
que suscita que los puertos, los recursos y riquezas naturales sean un pasamano
de colonia a colonia, llegando a atravesar barbaries ilógicas tales como quitar
el apoyo a quienes encabezaron el proceso revolucionario no solo de la patria
sino de América en su conjunto, la casi invisibilizacion de la mujer, la
naturalización del centralismo porteño y las manifiestas asimetrías en el
desarrollo del país que incluye un desigual acceso a los servicios del estado
de acuerdo a la zona de la patria que se transite. La inestabilidad cambiara a
partir de haber contraído deuda, los impuestos distorsivos, el enmascarado
tutor de la educación que fue mal parida por Sarmiento, sembrada previamente
por el unitario Mitre, transitada por Avellaneda y marcada a sangre sobre los trenes
que enlujaban el desarrollo del país mientras el ser humano seguía siendo una
moneda de cambio y los niños enfilados como hasta hoy hacia las escuelas, para
ser sometidos a una burda formalidad de contenidos donde abunda de todo, menos,
patria, federalismo y respeto por la historia que escribieron aquellos proceres
y caudillos que más allá de los condicionantes económicos, se animaron a
desafiar la barbarie unitaria que no es más que un calco del sometimiento
colonial, cultural y económico que perdura hasta la